Hay una notable falta de sangre y la violencia no es abrumadora, mientras que la asombrosa dirección de arte y la atmósfera general de la película se intensifican al filmar en un telón de fondo perfecto para la intensa sensación gris de la película. Incluso cuando la pareja enamorada está feliz, hay una naturaleza sombría que impregna las calles, incluso a plena luz del día. Lo más sorprendente es la transformación elegante y poética de los humanos en sus alter egos de lobo. Corren hacia un frenesí y luego saltan al aire y se convierten en lobos reales, en lugar de los habituales hombres lobo cursis acentuados por efectos especiales. Me ha gustado bastante.
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