El amor es la única fuerza que no puede ser explicada. No puede descomponerse en un proceso químico. Es la luz que nos trae de vuelta a casa cuando no hay nadie allí y la luz que ilumina nuestra pérdida. Su ausencia nos roba todo el placer de nuestra capacidad de disfrutar. Hace nuestras noches más oscuras y nuestros días más sombríos. Pero cuando encontramos el amor no importa lo malo, triste y terrible, nos aferramos a ello. Nos da nuestra fuerza. Nos mantiene erguidos. Se alimenta de nosotros y y nosotros de él.
El hambre, una vez dijo un poeta, es la cosa más importante que conocemos, la primera lección que aprendemos, pero el hambre puede calmarse fácilmente, saciarse fácilmente. Hay otra fuerza, un tipo distinto de hambre, una sed que nunca se sacia y que no puede extinguirse. Su propia existencia es lo que nos define, lo que nos hace humanos. Esa fuerza es el amor.
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