Poco después de que el dibujante de cómics Adam responde a los trolls de Internet, comienza a experimentar parálisis del sueño, mientras una silla mecedora vacía se mueve en la esquina de su apartamento. A medida que registra acontecimientos cada vez más malévolos en una serie de tweets, Adam empieza a creer que está siendo acechado por el fantasma de un niño muerto llamado David. Animado por su jefe a continuar con el hilo de “Dear David” (Querido David), Adam comienza a perder el control de lo que es en línea… y lo que es real...
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