Fiorella (Angie Cepeda) es una humilde joven que conoce a un hombre rico de mediana edad condenado a muerte por una grave enfermedad que recién le habían diagnosticado, Andrés Mejía Guzmán, que se enamora de ella, le pide matrimonio y decide pasar sus últimos meses con ella.
La feliz pareja se marcha de luna de miel a Europa, tras su estancia él decide presentarla a su familia como su esposa; sin embargo, el destino tiene otros planes y muere antes de entrar a la casa, dejando a la pobre chica viuda. La familia no se toma este hecho nada bien. Su madre, Doña Roberta, rechaza este matrimonio. La repentina muerte de su primogénito (repentina porque no sabía nada sobre su enfermedad) hace que odie a esta Pobre diabla. Más tarde este odio aumenta cuando descubre que en el testamento, su hijo designa como únicos herederos de su fortuna a su esposa y a un hijo bastardo que tuvo con una sirvienta a la que su madre expulsó de la casa cuando descubrió la relación.
Únicamente se establece una condición para que puedan heredar, que los herederos convivan en la mansión durante un año para poder heredar su parte. Esta condición no resulta tan sencilla como parece. El hijo del fallecido, Andrés (Salvador del Solar) tampoco acepta a la esposa de su padre porque su madre siempre esperó que fuera a buscarla, y que si no lo hacía era por su familia, hecho que pasó por alto para casarse con Fiorella. Con la convivencia, este rechazo se convierte en amor, lo cual resulta casi más problemático. Sin embargo, como en toda telenovela que se precie, al final el amor será capaz de superar todos los obstáculos para triunfar...
Fiorella (Angie Cepeda) es una humilde joven que conoce a un hombre rico de mediana edad condenado a muerte por una grave enfermedad que recién le habían diagnosticado, Andrés Mejía Guzmán, que se enamora de ella, le pide matrimonio y decide pasar sus últimos meses con ella.
La feliz pareja se marcha de luna de miel a Europa, tras su estancia él decide presentarla a su familia como su esposa; sin embargo, el destino tiene otros planes y muere antes de entrar a la casa, dejando a la pobre chica viuda. La familia no se toma este hecho nada bien. Su madre, Doña Roberta, rechaza este matrimonio. La repentina muerte de su primogénito (repentina porque no sabía nada sobre su enfermedad) hace que odie a esta Pobre diabla. Más tarde este odio aumenta cuando descubre que en el testamento, su hijo designa como únicos herederos de su fortuna a su esposa y a un hijo bastardo que tuvo con una sirvienta a la que su madre expulsó de la casa cuando descubrió la relación.
Únicamente se establece una condición para que puedan heredar, que los herederos convivan en la mansión durante un año para poder heredar su parte. Esta condición no resulta tan sencilla como parece. El hijo del fallecido, Andrés (Salvador del Solar) tampoco acepta a la esposa de su padre porque su madre siempre esperó que fuera a buscarla, y que si no lo hacía era por su familia, hecho que pasó por alto para casarse con Fiorella. Con la convivencia, este rechazo se convierte en amor, lo cual resulta casi más problemático. Sin embargo, como en toda telenovela que se precie, al final el amor será capaz de superar todos los obstáculos para triunfar...
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