Funciona por la química. Rose Byrne y Seth Rogen llevan el peso con un timing cómico estupendo; cuando están juntos, la serie fluye, mezcla ternura y caos y te saca sonrisas sin forzar. La idea —dos mejores amistades que se reencuentran en plena crisis de los 40— se sostiene gracias a ellos, más que por la trama en sí. Es ligera y ágil. Capítulos cortos (unos 30 minutos) que entran muy bien, con situaciones cotidianas que se van de las manos. A veces los secundarios y ciertos enredos se quedan en la superficie, pero el conjunto es simpático y fácil de recomendar para quien quiera una comedia amable y con ritmo. En resumen, una serie agradable, con carisma y risas constantes; no cambia la comedia televisiva, pero cumple de sobra y deja buen cuerpo.
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