Un joven Carlos recién proclamado rey desembarca en el norte de la península, donde lo esperan desde hace largo tiempo. Pero el hecho de haber asumido la corona en Bruselas y estando todavía viva su madre, no ha hecho más que alimentar el odio de aquellos que prefieren a su hermano Fernando en el trono. Carlos debe lidiar con el cardenal Cisneros y con Adriano de Utrecht...
El séquito de consejeros que acompaña a Carlos parece haber venido a la Península con el único propósito de saquear sus riquezas y repartirse los cargos para, a continuación, regresar a Flandes. Esta situación provoca no pocos problemas al joven rey, que aún no ha terminado de asentar su autoridad...
La relación entre Carlos y Germana va a dar un fruto inesperado. El entorno del rey desea aprovechar el embrollo para librarse de la reina viuda, pero Carlos se resiste a cortar la relación y apartarla de la corte. Margarita de Habsburgo, su tía, toma cartas en el asunto. Informada por su sobrino Fernando, que ya se encuentra en Flandes, envía a Carlos a su hombre de confianza con una doble misión: hacer entrar en razón a Carlos y mermar la influencia del señor de Chièvres, cuya codicia amenaza con despojar al joven rey del trono...
Mientras Cortés llega a tierra firme, en la actual costa mexicana, toda la Europa cristiana está pendiente del Sacro Imperio Romano. La elección para suceder al fallecido emperador Maximiliano se complica aún más de lo previsto: no solo Carlos se postula para el cargo, sino que el propio rey de Francia se alza como su principal competidor. Incluso Enrique VIII de Inglaterra manifiesta su voluntad de optar a tan alta dignidad. La elección se convierte así en una subasta en la que las sumas invertidas en sobornos y presiones decidirán el resultado...
La atención de Carlos y de sus consejeros se centra en su próxima coronación como emperador del Sacro Imperio. Sin embargo, en Castilla ha prendido la mecha de la revuelta contra él. A pesar de todo, y ante la amenaza de una coalición de Francia e Inglaterra para cercenar su creciente poder, Carlos decide partir...
Hernán Cortés consigue someter a los mexicas, diezmados por el hambre y las enfermedades. Cuauhtémoc, ha sido apresado. Cortés sigue intentando que colabore, però el caudillo de los mexicas no se rinde. En el Imperio, Carlos tiene que hacer frente a su primer reto en la ciudad de Worms...
El cardenal Adriano, mentor y preceptor de Carlos, es elegido Papa para sorpresa de todos, incluido el flamante pontífice. Con él a la cabeza de la iglesia de Roma, Carlos considera que contará por fin con el apoyo incondicional de la Santa Sede... pero se equivoca...
A pesar del triunfo que representa haber derrotado a Francisco en Pavía, tener preso al Rey de Francia representa un conflicto para Carlos. ¿Qué ha de hacer: ser clemente y negociar, o aplastar a su máximo y obstinado enemigo, ahora que tiene la oportunidad? Alrededor del emperador suenan con fuerza las voces que claman por lo segundo, pero Carlos duda...
Un nuevo e inesperado obstáculo se interpone en los planes de boda de Carlos e Isabel: la muerte de la hermana del emperador obliga al luto e impide la ceremonia. Carlos decide no hacer público el fallecimiento para permitir el enlace. Poco después, marchan a Granada para disfrutar de una larga y apasionada luna de miel...
El Emperador, coronado por fin por el Papa, se debe enfrentar a nuevas y difíciles decisiones que hacen tambalear la unidad de su familia. Mientras tanto, Isabel duda entre socorrer a su esposo o favorecer los intereses de España, cuya regencia ostenta...
La derrota de los protestantes en Mühlberg no termina con el problema. Fernando hace lo imposible por que no salgan a la luz los devaneos de su hijo Maximiliano con los enemigos del Imperio. Pero las decisiones de Carlos no harán sino acrecentar el descontento de esta rama de los Habsburgo, que ve en ellas un continuo desprecio a sus aspiraciones. Francisco I de Francia muere y con él desaparece el rival que ha marcado la vida de Carlos. Mientras sus grandes adversarios fallecen, el emperador parece obsesionado con dejar atado y bien atado el porvenir, que pasa porque sus dominios permanezcan unidos bajo una misma corona: la que porte su hijo Felipe. Pero ello amenaza con provocar el cisma en la familia. Bartolomé de las Casas reacciona ante la suspensión de algunos artículos de las ‘Leyes Nuevas’ debido a la presión de los encomenderos: amenaza con publicar un relato de la conquista que niega su legitimidad. La Corona decide poner el asunto en manos de un jurado de expertos, escogido para que falle a favor de sus intereses y contra el criterio del dominico...
Verse incapaz de dirigir a sus hombres en Metz hará pensar a Carlos que su hora, como la de sus rivales fallecidos, ha llegado. Pero no desea que sea la muerte quien dicte el final de su gobernanza e, inspirado una vez más por Carlomagno, sorprenderá a propios y extraños con su decisión: ha decidido abdicar. El emperador divide sus dominios entre las dos ramas de la familia y salva así la unidad de los Habsburgo, pero la brecha entre Carlos y su hermano Fernando ya es definitiva...
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