Crítica de Insidious: La puerta roja

Las películas de terror centradas en dinámicas familiares no son nada nuevo. Dentro de la filmografía del actor y ahora director Patrick Wilson, la construcción de narrativas de terror basadas en el núcleo familiar sirve para crear esa conexión emocional tan necesaria para que nos preocupemos por los personajes en pantalla cuando están en peligro. Todo esto también es cierto para "Insidious: La puerta roja", donde las cicatrices dejadas por eventos pasados en la franquicia se reabren a través de las secuelas que surgieron en la relación entre un padre y su hijo.

Diez años después de los eventos de la segunda entrega de la franquicia, la última vez que vimos a la familia Lambert, muchas cosas han cambiado. Dalton está ahora en la universidad y la relación con su padre no va muy bien. Está claro que el vacío en la memoria de ambos ha afectado a la forma en que han llevado el resto de sus vidas hasta ahora. La película parte de la separación de estos personajes y del trauma no resuelto para regresar al mundo de los demonios y espíritus que causaron ese mismo trauma.

Como director debutante, Wilson trata de llevar el legado de James Wan en su forma de presentar las escenas de tensión de esta película, alternando entre momentos de paciencia e intrusión al lidiar con las criaturas que acechan a los protagonistas. El regreso gradual al plano sobrenatural se basa en gran medida en el enfrentamiento de los abusos pasados que han sido suprimidos, y esto funciona bien como discurso durante gran parte de la película, pero no alcanza su potencial debido a la simplicidad tanto en el desarrollo de la historia como en la forma en que se filman los momentos de tensión. En cuanto a la actuación, Wilson interpreta bien el papel de un padre atormentado, aunque no se le exige mucho en ese sentido.

Muchas franquicias intentan hacer que sus personajes regresen a través de elementos que parecen forzados, pero no es el caso de esta película. De hecho, la película parece ser la primera en encontrar espacio para centrarse en esta familia y sus dilemas más allá de lo que una posesión demoníaca inmediata puede generar. Al partir del cuestionamiento de soluciones que a menudo solo tienen sentido en películas del género, La puerta roja encuentra un sentimentalismo adecuado como punto de partida, pero que se diluye en sus resoluciones. Al tratar con el trauma compartido, la película busca la conexión entre los familiares, pero los elementos dramáticos que encuentra para resolver ese trauma pueden parecer un poco trillados y poco genuinos. La conclusión de la película busca conciliar todo de manera muy organizada, dejando poco espacio para la tensión que se venía construyendo.

Insidious: La puerta roja es una entrega agradable para la franquicia, que intenta encontrar una voz para la familia Lambert, al mismo tiempo que intenta retomar elementos más consagrados de otras películas. Es una película que probablemente complacerá a los fans de la saga, pero también logra encontrar su lugar como una experiencia única a pesar de sus altibajos.

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