Crítica de Wonka

Paul King nos presenta los orígenes del extravagante y enigmático Willy Wonka, en una película protagonizada por el ya convertido en estrella de Hollywood Timothée Chalamet en el papel principal, junto a la genial Olivia Colman como una divertida y malvada villana.

Alejándose de la adaptación de 2005, protagonizada por Johnny Depp, y creando una personalidad única para el protagonista, la película presenta una trama encantadora que invita al público a sumergirse en este mágico mundo y olvidar durante un rato los problemas reales.

Narrada en forma de musical, la historia sigue a Wonka, quien regresa de un viaje en alta mar y llega a las Galerías Gourmet, el lugar donde siempre ha soñado con abrir su tienda para vender sus deliciosos dulces. Sin embargo, para que esto funcione, debe enfrentarse a la furia de tres magnates del chocolate dispuestos a hacer todo para no perder dinero y clientes. Por si eso no fuese suficiente, Wonka, que en esta adaptación es mucho más héroe que la figura ambigua del cuento clásico, comete el error de hospedarse en la posada de la astuta Sra. Scrubit, interpretada brillantemente por Colman.

Allí descubre que prácticamente ha vendido su alma al diablo y que tendrá que trabajar en la lavandería del lugar para pagar su deuda. Es a partir de ahí que conoce a otras personas que también están en la misma situación. La primera es Noodle (Calah Lane), una pobre niña huérfana que se convierte en su fiel escudera, y el resto está compuesto por un contador (Jim Carter), un comediante sin gracia (Rich Fulcher), una telefonista (Rakhee Thakrar) y una mecánica (Natasha Rothwell). Juntos, ayudan al loco inventor de chocolates a salir de esta complicada situación y, por supuesto, también se salvan a sí mismos. Y es con este guion aparentemente sencillo que la obra conquista fácilmente al espectador.

Sin inventar demasiado ni agregar detalles exagerados, "Wonka" se centra en lo importante y le da tiempo a Chalamet para desarrollar bien su personaje, construyendo las diversas capas que entrega en escena. Ya sea cantando o hablando, el protagonista es siempre cautivador y lleva consigo un aire de esperanza fundamental para mantener la energía de la película en lo más alto.

El exceso recae en la escenografía, que abusa de los colores y los efectos especiales para convertir una narrativa simple en algo mágico y construir un mundo surrealista. En general, excesos como estos pueden resultar molestos, pero en este tipo de producción son fundamentales y están muy bien logrados.

Lo que puede desagradar un poco es la cantidad de números musicales a lo largo de la trama. ¡Todos cantan! Desde el protagonista hasta el secundario, siempre hay una escena de canto y baile que, aunque están bien producidas y tienen sentido en un musical, pueden resultar cansinas para quienes no gustan del género.

El elenco tiene una participación más que especial. Entre todos los aciertos de la película, la elección del elenco es lo que más destaca. En primer lugar, porque Chalamet parece haber nacido para el papel. Y, en segundo lugar, porque Colman demuestra una vez más su versatilidad en escena, interpretando a una villana un tanto grosera, un tanto infantil y que recuerda mucho a la directora Trunchbull de Matilda.

En resumen, todos están bien en sus roles y tienen química entre ellos, lo que hace que la historia fluya sin mayores problemas. Un guion lleno de referencias a otras películas, como "Cantando bajo la lluvia" (1952), que ha creado una nueva historia de vida para el protagonista, totalmente diferente a la mostrada en la película de 2005. Si en esa ocasión Wonka tenía dificultades en su relación con su padre, lo que culminó en su soledad y excentricidad, aquí tiene cariño por su madre fallecida y hace todo lo posible por sentirse cerca de ella nuevamente. Es un cambio sutil en su pasado, pero que marca toda la diferencia en la construcción de este protagonista y en el desarrollo de sus motivaciones, afectando la forma en que el público se relaciona con él. Además, el héroe está totalmente construido como alguien de buen corazón, sin ningún rasgo de locura o maldad, a diferencia de la versión más sádica de Depp.

Otra diferencia es la relación con los Oompa Loompa. En esta película, solo una de las pequeñas criaturas aparece y es mucho más cuestionadora y menos tonta que las vistas en la película de la década de 2000.

Y es a través de esta armonía de una trama innovadora, un elenco brillante y escenarios mágicos que Paul King logró construir una película infantil que complacerá a toda la familia.

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