Crítica de Megalodón 2: La fosa
En “Megalodón 2: La fosa” han transcurrido varios años tras los sucesos de la primera película, y misteriosamente, una nueva actividad en las profundidades del océano hace sonar la alarma de que el peligro es inminente. Para investigar la situación más a fondo, el experimentado Jonas Taylor (Jason Statham) y su equipo son convocados. Dispuestos a enfrentar el peligro, se embarcan en una nueva misión hacia lo desconocido. El problema es que el enemigo no es solo grande. Ahora, además de ser gigante, son muchos. Así comienza una intensa y aterradora lucha por la supervivencia.
La primera película sobre el tiburón del jurásico se basa en el libro "MEG" de Steve Alten. La trama mostraba que la especie de tiburón más grande que jamás haya existido en este planeta, el Megalodón, estaba viva y amenazaba al mundo, y solo podía ser detenida por el personaje interpretado por Jason Statham. La producción tenía lógica dentro del universo creado, algunos excesos y mucha diversión. El tiempo pasó y la taquilla exigió una nueva aventura que se basa en lo que funcionó en la película anterior. El gran problema de la secuela es que no logra funcionar como entretenimiento. El guion escrito por el trío John Hoeber, Erich Hoeber y Dean Georgaris es pésimo. La mayoría de los protagonistas de la primera entrega están de regreso pero no se desarrollan en ningún momento. Los nuevos personajes están presentes solo para aumentar el recuento de víctimas y no tienen función en la trama, que no sabe hacia dónde ir. Sin una dirección básica, la historia se desarrolla a trompicones. Para empeorar las cosas, la producción introduce una subtrama sobre minería y espionaje que es completamente prescindible y solo sirve para llenar tiempo.
La película dirigida por Ben Wheatley (Turistas) es una serie de escenas sin desarrollo que se acumulan en beneficio de un último tercio que emociona, pero no lo suficiente como para olvidar los 80 minutos que el espectador debe soportar hasta llegar allí. La dirección ofrece algunas buenas escenas de acción (exageradas en algunos momentos), buenos sustos y momentos de tensión. Además, provoca algunas risas (no intencionadas). Es importante destacar que la producción tiene otras virtudes. El Megalodón del título de la película sigue siendo MEGA. Está bien hecho y causa asombro y temor cuando aparece. Las nuevas criaturas también están bien diseñadas y la tecnología 3D se utiliza en varias ocasiones a lo largo de la película y está bien aprovechada (especialmente en las escenas bajo el agua).
En resumen, “Megalodón 2: La fosa” sigue brindando entretenimiento y no descartemos que pronto obtenga una nueva secuela. La secuela supera la prueba del entretenimiento temporal y sin compromisos. A quienes les gustan las historias de animales gigantes homicidas pueden disfrutar de esta nueva aventura. Esperemos que la próxima no sea tan inofensiva como esta.